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Otitis externa: ¿Porqué es más frecuente en verano?

Una de las patologías más comunes cuando llega el verano, y con él la subida de las temperaturas, es la otitis externa. No es de extrañar, pues es habitual bañarse en piscinas, al mar o en el río, para refrescarse durante esta época del año. Así pues, estar expuesto al agua y en remojo durante un periodo de tiempo más o menos prolongado, puede provocar una inflamación del conducto auditivo, generando así, la denominada otitis externa. A grandes rasgos, esta patología es una inflamación del oído provocado, habitualmente, por una infección por bacterias. En función de donde se origine, hay de tres tipos: externa, mediana y media serosa. En este artículo detallaremos la primera: la otitis externa o también conocida por “el oído del nadador”.

Como su propio nombre indica, la infestación se causa en el conducto auditivo externo, concretamente desde el tímpano y hasta la parte externa de la cabeza. Su principal causa suele ser la retención del agua o humedad que se crea en esta zona y que genera las bacterias responsables de la infección. Más adelante detallamos otras posibles causas y su tratamiento para minimizar el malestar que ocasiona.

 

Principales síntomas  

Si no hay complicaciones, la sintomatología de la otitis externa u oído del nadador es (más o menos) leve. Aun así, recomendamos visitar a un otorrinolaringólogo especialista para una exploración, otoscopia y diagnóstico. Los síntomas más comunes entre los pacientes que lo han sufrido o sufren, son:  

  • Sensación de oído tapado o pérdida auditiva.
  • Inflamación, enrojecimiento y/o picor del conducto auditivo externo.
  • Dolor y/o molestia en la parte exterior del oído o al empujar el trago (bultito que sobresale de la oreja).
  • Segregación de un líquido claro e inoloro. 

otitis externa orl sagrada familia Imagen: niño bañándose en una piscina un día de verano de Unsplash


Pero… ¿Qué o quién lo causa?

Como avanzábamos al principio, la causa más común es la presencia de agua o humedad al oído externo. Generalmente, cuando pasamos largos ratos en remojo, ya sea en la piscina, el mar o en la bañera de casa, se queda agua en la parte exterior del oído. Si no logramos secar la humedad, aparecen las bacterias responsables de la infección provocando, en la mayoría de los casos, los síntomas comentados anteriormente. Aunque esta es la principal causa, no es la única. Las detallamos seguidamente: 

  • Disminución de las defensas naturales del oído: el cerumen es una capa protectora natural que se forma para evitar la penetración del agua y la humedad en el oído. Su función es proteger y mantener limpio el conducto auditivo externo. Por lo tanto, si lo eliminamos de la oreja la estaremos desprotegiendo de posibles ataques de bacterias u otros microrganismos. 

  • Daño físico en la piel sensible del conducto auditivo, causado por el uso de auriculares o bastoncillos para limpiarlo. 

  • Estar expuesto a agua contaminada con niveles altos de bacterias que altera la microflora del contacto auditivo. 

Además, pero, existen una serie de factores de riesgo que pueden aumentar las posibilidades de desarrollar esta patología. Por ejemplo, limpiarse con bastoncillos, con los dedos u otros objetos extraños el conducto auditivo, usar frecuentemente auriculares para escuchar música y/o que se hagan pequeñas roturas en la piel de la zona pueden aumentar las posibilidades que se genere la infección dando lugar a la otitis externa. Así como tener unas condiciones cutáneas concretas como dermatitis o psiorasis. Ante estos factores de riesgo, recomendamos una serie de consejos muy útiles para su prevención: 

  • Secar los oídos después de nadar o bañarse. El clima húmedo que se genera en la parte exterior de la oreja es la principal causa de la otitis externa, por lo tanto, recomendamos secarla ya sea, inclinando la cabeza a un lado y otro para que el agua drene, o bien, limpiándolos con una toalla suave. 

  • Proteger los oídos. Aconsejamos el uso de tapones cada vez que la cabeza (y, por tanto, los oídos) vaya a estar en contacto con el agua. Así aseguramos mantenerlos secos. 

  • Nunca, nunca, nunca limpiar los oídos con bastoncillos, dedos u horquillas para el cabello. No se aconseja la introducción de objetos extraños en el interior del conducto auditivo ya que pueden irritar la zona e incluso dañarla.



En el caso de haber pasado por una cirugía recientemente, recomendamos consultarlo con un médico especialista. En la Clínica otorrinolaringología Sagrada Familia contamos con el Dr. Wagner, otorrinolaringólogo y CCyC.

 

 
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