Según la Organización Mundial de Gastroenterología, la disfagia tiene una prevalencia del 11% en la población general. La patología de cabeza y cuello tiene una incidencia creciente afectando a más de 30 millones de europeos.
“Se me queda la comida en la garganta”, “tengo algo en la garganta que no se me quita”, “comida atascada en la boca del estómago”... Existen muchas causas relacionadas con la patología. Pero, ¿cómo se detecta la disfagia?
¿Qué es la deglución?
Se trata del complejo proceso en el que el alimento que ingerimos se desplaza de la boca hasta el estómago. En este transcurso, juegan un papel clave distintas estructuras musculares y el sistema nervioso.
El proceso de deglución tiene 3 fases:
- Oral o bucal: Se trata de una fase voluntaria donde formamos el bolo alimenticio (mezcla del alimento y la saliva) y lo impulsamos con la lengua al interior de la faringe.
- Faríngea: Se trata de una fase involuntaria en la que participan mecanismos muy complejos y coordinados. En este punto el bolo se impulsa a lo largo de la faringe hacia el esófago, evitando que entre en las vías respiratorias a través de la laringe.
- Esofágica: También una fase involuntaria donde el bolo alimenticio llega al esófago. A través de la contracción peristáltica del músculo esofágico y la relajación coordinada del esfínter, el bolo pasa al estómago y termina el proceso.
¿Qué es la disfagia?
Ahora que ya conoces cómo tiene lugar la deglución, veamos qué es la disfagia. Es una de las principales patologías de cabeza y cuello. La disfagia es la dificultad para tragar, para llevar a cabo el proceso de deglución. Esta patología ralentiza y dificulta el proceso de digerir alimentos sólidos o líquidos en la boca del estómago. A veces, el proceso deglutorio incluso puede resultar doloroso obligando al paciente a buscar alternativas para mantener la nutrición básica.
¿Cómo se clasifica la disfagia? Existen dos tipos en función de donde se encuentre la dificultad en la deglución:
- Disfagia orofaríngea
Se origina en la zona de la faringe. La dificultad tiene lugar al iniciar la deglución y/o transporte de los alimentos desde la boca hasta la entrada del esófago.
- Disfagia esofágica
Se origina en la zona del esófago. Cuando el alimento ha llegado al esófago empieza una dificultad para empujarlo hasta el estómago. La sensación de atasco tiene lugar en el pecho o zona torácica.
Otra clasificación de la disfagia podría hacer según la causa.
- Disfagia funcional o motora
Suele asociarse a enfermedades neurológicas y al envejecimiento. Se debe a una alteración en el funcionamiento de los mecanismos de deglución, es decir, el cerebro no manda las señales a los músculos de la garganta. Puede presentarse tanto con alimentos sólidos como líquidos.
- Disfagia mecánica u obstructiva
Suele producirse al tragar alimentos sólidos. Se debe a una dificultad para tragar en la que el alimento es mayor al espacio del esófago.
¿Cuáles son las causas de la disfagia?
Si te estás preguntando ¿qué órganos afecta la disfagia? Deja que te expliquemos. Aproximadamente 50 pares de músculos y nervios son necesarios para tragar alimentos, por lo que las causas de una disfagia pueden ser muy variadas. Aún así, veamos algunos ejemplos:
Causas disfagia orofaríngea
- Enfermedades que afecten directamente la faringe o cavidad bucal. Por ejemplo: faringitis, amigdalitis, candidiasis…
- Trastornos neurológicos como la enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, derrames y/o lesiones cerebrales…
- Cáncer o tumores en la zona de la faringe.
- Los tratamientos de radioterapia para tratar tumores pueden inflamar los tejidos de la zona.
Causas disfagia esofágica
- Hernia diafragmática (hernia de hiato o hiatal).
- Condiciones que afecten directamente al esófago, por ejemplo, la acalasia, espasmos esofágicos, reflujo gastroesofágico, estenosis, esofagitis eosinofílica y esclerodermia.
- Función inadecuada del anillo esofágico.
- Cáncer y tumores en la zona del estómago y esófago.
- Los tratamientos de radioterapia para tratar tumores pueden causar inflamación, cicatrización y estenosis del esófago.
¿Cuáles son los síntomas de la disfagia?
Existen una gran cantidad de síntomas, leves y severos, que pueden padecer los pacientes con disfagia. Veamos algunos a continuación:
- Dificultad para iniciar la deglución o imposibilidad de tragar.
- Sensación de obstrucción del alimento entre la garganta y la entrada del estómago.
- Tos al ingerir alimentos.
- Acidez estomacal frecuente, o regreso de los alimentos o del ácido estomacal a la garganta.
- Caída de los alimentos de la boca o babeo al comer.
- Sensación de residuo en la boca o faringe.
- Náuseas, vómitos y/o regurgitación (vuelta del alimento a la boca).
- Voz nasal o ronca.
- Adelgazamiento repentino.
En los casos más severos, la disfagia es acompañada por un dolor llamado odinofagia. Éste se refleja cuando el paciente tiene la sensación de que los alimentos se quedan pegados en la zona de la garganta o pecho.
El rechazo a alimentos sólidos, la tensión corporal al comer, la pérdida de peso y síntomas como tos, vómitos o dificultad para respirar durante la comida son una serie de señales que podrían implicar disfagia en niños. Debemos prestar siempre atención a estos síntomas, ya que normalmente los niños son incapaces de explicar la dificultad que sienten para tragar alimentos.
Cualquier síntoma de disfagia debe consultarse con un especialista, ya que la dificultad para tragar puede derivar en desnutrición, pérdida de peso, deshidratación, atragantamiento o neumonía por aspiración (si los alimentos ingresan a las vías respiratorias, pueden introducir bacterias en los pulmones).
¿Cómo se diagnostica la disfagia?
El primer paso es determinar cuándo sucede la dificultad para tragar y qué alimentos están causando problemas al paciente. Con esa información, el especialista podrá determinar el cómo observando la boca y la faringe mientras el paciente realiza un proceso de deglución.
También se deben considerar dos aspectos: evolución y localización. Debemos conocer si la disfagia ha sido brusca o progresiva y si se produce en la faringe o en el esófago. ¿La molesta se localiza en la garganta o en el pecho? ¿Es debida a una causa estructural o funcional?
Para dar respuesta a estas cuestiones, puede realizarse un estudio esofágico con bario y un estudio por un especialista en otorrinolaringología. Algunas de las pruebas que suelen hacerse son: laringoscopia, videoendoscopia de la deglución sofagoscopia, manometría esofágica, estudios neurológicos…
10 consejos de los especialistas de Otorrinolaringología Sagrada Familia
- Tritura los alimentos sólidos antes de ingerirlos.
- Evita platos que mezclen diferentes consistencias y texturas.
- Sustituye el agua por bebidas espesadas o gelatinas.
- Toma los alimentos en pequeñas cantidades.
- Come despacio y evita hablar mientras lo estás haciendo.
- Cuida tu postura durante y después de las comidas.
- No te acuestes justo después de comer.
- Enriquece la dieta de calorías y proteínas si el paciente reduce la cantidad de ingesta o su peso.
- Programa las comidas cuando el paciente está más descansado.
- Mantén una correcta higiene bucal para evitar infecciones por el paso de alimentos contaminados a la vía respiratoria.