Todos los seres humanos tenemos la capacidad de percibir estímulos. Ya sean internos o externos, estas herramientas biológicas nos permiten reaccionar y adaptarnos a la sociedad. Estas vías se llaman sentidos y, para tener una calidad de vida plena y satisfactoria, debemos contar con los cinco: oído, vista, olfato, tacto y gusto. Hoy, en motivo al Día Internacional de la Audiología, nos centraremos en el oído y la importancia de tener una buena salud auditiva.
Los sonidos que percibimos del entorno viajan en el aire a través de las ondas sonoras. El oído externo las atrapa y empieza un viaje por la vía auditiva hasta llegar al cerebro, donde se traduce e interpretamos este sonido.
Según el Informe Mundial de la Audición (Ginebra, 2021), la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el año 2050 alrededor de 2.500 millones de personas vivirán con algún grado de pérdida auditiva. Y, al menos 700 millones de ellas requerirán servicios de rehabilitación.
Nuestra prioridad: cuidar tus habilidades auditivas en todas las etapas de la vida
Se estima que a la semana 12 de gestación el feto ya empieza a oír. Asimismo, es el único sentido que funciona las 24 horas del día. Por esta razón, debemos atenderlo y cuidarlo en todas las etapas de la vida: desde la primera infancia, durante la adultez y hasta la vejez para evitar consecuencias mayores relacionadas con el sistema nervioso central.
Las habilidades auditivas se clasifican en cuatro niveles:
- Detección del sonido
- Discriminación del sonido
- Identificación del sonido
- Comprensión del lenguaje
Recomendamos que, durante la primera etapa, se les preste máxima atención. Es en el inicio de la vida cuando se desenvuelve el desarrollo cognitivo y el aprendizaje de otras capacidades como la lectura, la escritura, la atención y la interacción social-escolar. Por eso, es clave llevar un seguimiento personalizado para diagnosticar a tiempo cualquier anomalía relacionada durante esta temprana etapa.
En la adultez y la vejez es aún más importante realizar controles audiológicos periódicos para asegurar un envejecimiento saludable y una calidad de vida óptima. Está demostrado que oír bien permite ralentizar el deterioro cognitivo, propio del paso de los años y/o de posibles comorbilidades. De esta forma, previene alteraciones a nivel del sistema nervioso central como la demencia, alteraciones del equilibrio o localización sonora. También, alerta de problemas sociales como el aislamiento y/o la depresión.
Por esta razón, realizar estudios rutinarios asegura una buena salud auditiva y óptima calidad de vida. Además, llevar un seguimiento audiológico en los adultos mayores permite identificar patologías comunes como la hipoacusia o la presbiacusia, entre otras. Y así, actuar de forma rápida y efectiva.
La Dra. Melisa Vigliano, nuestra especialista en otorrinolaringología y doctora en medicina aplicada y biomedicina, realiza con atención las pruebas audiológicas correspondientes y evalúa cada caso para un correcto diagnóstico.
¿Qué patologías auditivas son las más comunes?
En el Centro Otorrinolaringología Sagrada Familia atendemos diariamente todo tipo de enfermedades que requieren (o no) intervención quirúrgica. Seguidamente detallamos muy brevemente las más comunes así como los síntomas principales:
Actualmente hay múltiples alternativas para mejorar la calidad auditiva del paciente como los audífonos, implantes o distintos dispositivos implantables como el implante coclear.
- Presbiacusia (hipoacusia, acúfenos): El nombre proviene del griego “presbys-“ que significa viejo; y “-akousis” que significa escuchar. Esta patología se define como la pérdida progresiva de la capacidad para escuchar frecuencias agudas como consecuencia del deterioro de las células del oído interno.
- Hipoacusia brusca: Es la pérdida súbita de la audición. Los síntomas más frecuentes son hipoacusia de inicio súbito, acúfenos, mareos y hasta vértigos. En caso de perder de forma repentina la audición, recomendamos consultarlo con un médico especialista en la mayor brevedad posible.
- Otoesclerosis: Es una de las principales causas de hipoacusia conductiva. Se produce en la mayoría de los casos por una fijación de los huesillos del oído medio (el estribo) debido a la presencia de focos de remodelación ósea que se generan principalmente a ese nivel. Su aparición puede producir hipoacusia, acúfenos y vértigos.
- Otitis media serosa: Aunque es más frecuente en los niños, también se puede dar en adultos. Se acumula líquido seroso o mocos al oído medio sin necesidad que haya ninguna infección. Presenta síntomas como hipoacusia o supuración ótica que puede generar complicaciones en el futuro.
- Otitis media crónica: Se origina en el oído medio y puede ser provocada principalmente por infección óticas recurrentes. Los síntomas principales son hipoacusia, acúfenos, supuración o, en casos más avanzados, alteraciones del equilibrio.
- Otitis externa: Se da en el conducto auditivo y puede ser provocada por una infección tan bacteriana como fúngica. El síntoma más común es la supuración y requiere de tratamiento para curarlo.
- Sindrome de Meniere: Se trata de un conjunto de signos y síntomas trastorno en el oído interno que provoca hipoacusia fluctuante, acúfenos y vértigos.
- Tapón de Cerumen: Aunque no es considerado una patología como tal, es una de las consultas más frecuentes que recibimos en el centro. Se trata de una sensación de taponamiento intermitente que puede ocasionar molestias o hasta dolor y hipoacusia.
En caso de manifestar alguno de los síntomas anteriores, visita a un otorrinolaringólogo para su diagnóstico y tratamiento. Nuestra doctora especialista en audiología recomienda reducir el uso de auriculares, evitar los ruidos intensos, así como bastoncillos para prevenir trastornos en el sistema auditivo.
Para oír de por vida, ¡escucha con cuidado!
El 3 de marzo se celebra el día Mundial de la Audición. Este año se centra en la importancia de prevenir la pérdida de audición mediante la escucha segura. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzan el lema “Para oír de por vida, ¡escucha con cuidado!” con el fin de subrayar la atención otológica y audiológica para conservar una buena audición durante toda la vida. También, la prevención de la salud del oído evitando la exposición a sonidos fuertes y/o en actividades recreativas.
