El cambio de estación acostumbra a traer consecuencias en nuestro organismo. Dejamos atrás el invierno y con ello, las bajas temperaturas. Al entrar en la primavera y con el horario de verano, los días son más largos, pasamos más horas fuera de casa y los árboles empiezan a florecer. Estos cambios, aunque la mayoría progresivos, pueden provocarnos ciertas alteraciones en nuestro cuerpo como fiebre, congestión nasal y picor y mucosidad. Es común, pues, dudar si sufrimos de rinitis alérgica o resfriado. Debemos prestar mucha atención a los síntomas para realizar el tratamiento correcto y evitar complicaciones futuras.
La fiebre del heno, más popularmente conocida como rinitis alérgica, es frecuente en épocas estacionales como el inicio de la primavera, durante el verano y en otoño. El polen de los árboles, las flores herbáceas, los ácaros del polvo e incluso la caspa de los animales de compañía pueden generar una reacción en el organismo. Aunque, no todos los seres humanos sufren esta patología, hay que estar muy atento a no confundirla con un resfriado común: ya que, los síntomas son muy parecidos pero su tratamiento no. Si los signos propios de la rinitis alérgica permanecen en el tiempo pueden ser muy molestos para quien los padece. Por eso, recomendamos visitar a un especialista otorrinolaringólogo para que pueda estudiar el caso y hacer un correcto diagnóstico.
Síntomas principales:
Los signos más comunes que presentan las personas que sufren de fiebre del heno o rinitis alérgica son:
- Goteo y congestión nasal
- Picor y mucosidad
- Ojos llorosos y rojos
- Tos y/o estornudos
- Inflamación en los principales órganos de la nariz y cara
Pueden mostrarse todos a la vez o solo alguno de ellos durante el período en que se ha estado expuesto a los alérgenos.
Causas:
La fiebre del heno es una reacción alérgica producida por una alteración del sistema inmunitario en nuestro organismo. El polen y los ácaros del polvo que se encuentran en suspensión en el aire que respiramos acostumbran a ser los responsables de producir este tipo de reacción. Así como también, la caspa de las mascotas: principalmente perros y gatos. Nuestro cuerpo, al detectar alguno de estos alérgenos activa el sistema inmunitario para que produzca anticuerpos y mediadores inflamatorios responsables de provocar los síntomas principales de la rinitis alérgica.
El equipo médico recomienda:
Frente a cualquier anomalía que presente nuestro cuerpo recomendamos visitar a un médico otorrinolaringólogo para que realice un diagnóstico adecuado y determine su tratamiento. En el Centro ORL Sagrada Familia contamos con el equipo médico especializado en este tipo de enfermedades para minimizar los síntomas y mejorar así, la calidad de vida del paciente. Sin embargo, si deseas evitar sufrir de rinitis alérgica o fiebre de heno, recomendamos:
- Controlar los niveles diarios de polen de la zona donde vives y reducir tu exposición a los alérgenos.
- Evitar salir los días ventosos o con índices de polen elevados.
- Evitar las zonas rurales o con mucha vegetación, sobretodo en primavera, verano y otoño.
- Cerrar las puertas y las ventanas para impedir que los ácaros de polvo y/o el polen entren en casa.
- Ducharte y cambiarte de ropa nada más llegar a casa para minimizar los síntomas.
Aunque los anteriores pueden ayudarte a evitar respirar el polen o los ácaros de polvo no es suficiente como tratamiento de la rinitis alérgica o fiebre de heno. Los síntomas presentados son muy similares al de un resfriado común e incluso de otras patologías infecciosas, tumorales o enfermedades sistémicas.